BLOG DE HISTORIA 1º BACHILLERATO

Prof. Luis Pérez-Cea Soto

viernes, 4 de febrero de 2011

EL MOVIMIENTO OBRERO

1º.- CAMBIOS SOCIALES Y DESPEGUE DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS

La sociedad, a partir de la expansión capitalista, ve modificada su estructura y da lugar a un movimiento crítico (socialismo) y a una acción reivindicativa por parte de los obreros. No olvidemos que el proceso industrializador generó un movimiento migratorio, sobre todo desde las zonas rurales a las urbanas, con el consiguiente desarraigo del sector campesino volcado a un sistema de vida y producción nuevas. En consecuencia, el censo de los obreros industriales crece de forma notoria provocando la aparición de una nueva clase social con claras consecuencias sociales y políticas.

Las condiciones de vida de esta clase son duras, difíciles, pues su poder adquisitivo no les permite subvenir las necesidades vitales mínimas de alimentación y vivienda. Además, la reglamentación laboral camina a un ritmo muy lento y desigual según los países. De hecho, no será hasta 1914 cuando la mayoría de los países dispongan de códigos reguladores de la actividad laboral.

La lenta lucha da sus frutos con la reducción de la jornada laboral, primeramente para los niños y las mujeres, a pesar de la oposición patronal, hasta llegar a conseguir la jornada de ocho horas. Posteriormente se irán introduciendo mejoras en la higiene de las fábricas y en lo relativo a los primeros intentos sobre seguros de enfermedad. La Sociedad de Naciones dispondrá entre sus organismos la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

Al mismo tiempo que estos avances se produce un cierto despegue sindicalista como defensa del asalariado frente al capital. La vanguardia de este movimiento vendrá del “taller del mundo”, Inglaterra, con el fracasado movimiento cartista (falta de preparación de sus líderes, carácter prematuro del movimiento, multiplicidad de opiniones etc). Sin embargo, este movimiento daría una dinámica sin igual en el resto de Europa, que derivaría más tarde en las llamadas Trade Unions, asociaciones defensoras de los derechos de los obreros, cuya fecha de nacimiento es 1851. Otras organizaciones similares irán surgiendo en años sucesivos hasta desembocar en el Congreso de Londres de 1868 que fija los objetivos generales y los medios de presión como la huelga. Este primer movimiento unionista nace a la por la conjunción de los obreros cualificados, no obstante el impulso posterior de obreros no cualificados ampliará el censo laboral sindicalista hasta crear el Partido Laborista en 1906, cuyo comité ejecutivo estaba formado por los delegados de las Trade Unions. Así, el socialismo británico se inició sobre una base sindical.

En el caso francés, el movimiento obrero fue más lento. Su inicio lo podemos datar durante el II Imperio (en su etapa liberal) cuando los obreros son autorizados para asistir a la Exposición Universal de Londres (1862) lo que les permitió intercambiar opiniones y conocer la realidad de sus compañeros británicos. En 1864 tendría lugar quizás la decisión más importante como fue la concesión del derecho de huelga y la tolerancia de cámaras sindicales. Igualmente 1884 es un año clave por cuanto una nueva ley tolera toda clase de asociaciones, hecho que da lugar al nacimiento, dos años más tarde, de la Federación de Sindicatos, disuelta posteriormente para dar paso a la Confederación General del Trabajo (CGT). Esta federación no solo ejercería una constante reivindicación sobre mejoras salariales, reducción de jornada y protección social, sino que sostendría unas profundas manifestaciones antimilitaristas con motivo de la I Guerra Mundial.

Otras corrientes del movimiento obrero son los sindicatos socialdemócratas alemanes enlazados con el Partido Socialista que defiende la intervención política además de luchar por el desarrollo de la educación obrera y la introducción de mejoras en la legislación laboral.

Italia también inicia un tímido movimiento obrero hasta fraguar en la llamada Cámara de Trabajo y en la Confederación General del Trabajo (CGL), con más de un millón de afiliados, y al margen de los militantes en sindicatos independientes y cristianos.

En Estados Unidos, los primeros ensayos siguen la línea de las unions inglesas. A finales del Siglo XIX nace la Federación Americana del Trabajo (AFL) cuya lucha inicial se centraría en conseguir el contrato colectivo de trabajo. En 1905 se consolidaría, también, la Internacional de los Trabajadores del Mundo (IWW), sindical de tendencia anarquista.

2º.- EL SOCIALISMO CIENTÍFICO

Así como el movimiento obrero sindicalista tenía el objetivo de mejorar las condiciones laborales y transformar la sociedad para el advenimiento de un orden social más justo, el socialismo tendía a evolucionar hacia la política. Siguiendo a Marx, el conjunto de doctrinas que definen al socialismo, permiten hablar de uno utópico tendente a crear una sociedad ideal, y otro científico representado por sus teorías.
Los padres del socialismo científico, Marx y Engels, tienen un cierto paralelismo a lo largo de su vida; así en la etapa que podríamos denominar “años de juventud” se advierte una cercanía en el origen renano de ambos.

Marx nace en Tréveris y Engels procede de Barmen y aunque el primero cursa estudios de derecho y filosofía, y el segundo abandona los estudios con 17años, ambos están influidos por la izquierda hegeliana (Feuerbach) conservando, por tanto, el método de la dialéctica.

A partir de 1844, años de madurez, son los años de la acción revolucionaria. Coinciden en París, de donde Marx será expulsado en 1845 a petición del gobierno prusiano, marchando junto con Engels a Bruselas. Se adhiere a la “Liga de los Justos”, formada por refugiados alemanes de tendencia comunista, que se transformará en 1847 en la “Liga Comunista” cuyos fines son: soberanía del proletariado, establecimiento de la sociedad sin clases y derrocamiento, en consecuencia, de la burguesía. Ambos recibirán el encargo (1848) de redactar el posteriormente célebre “Manifiesto”.

Para finalizar esta etapa, pasan a Renania con el objetivo de organizar la revolución. Finalmente ambos tendrán que refugiarse en Suiza y después en Londres.
La etapa inglesa es la más fructífera e interesante. Marx trabaja en su obra “El Capital” y los dos participan en la constitución de la I Internacional. Es un momento clave por cuanto se produce el enfrentamiento entre tendencias, en concreto contra Bakunin, que terminará dividiendo el movimiento socialista inicial.

Las dos obras más conocidas de Marx son “El Manifiesto Comunista” y “El Capital”.

El Manifiesto se publica en 1848 pasando prácticamente desapercibido hasta fechas posteriores en que supera la influencia de cualquier otro documento socialista. La afirmación inicial se convierte en la base del movimiento marxista: “la historia de todas las sociedades que han existidos hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases”. La fecha de publicación, 1848, no es ociosa, pues el momento en que la economía capitalista aparecía como forma dominante de la sociedad y momento en que se hace patente la lucha entre el proletariado y la burguesía (desarrollo de la misma con su ampliación geográfica, implantación de la gran industria con el perjuicio hacia los artesanos, hegemonía política etc). La acumulación de beneficios por los detentadores del capital estimula, según Marx, la clase social que es su negación: el proletariado, que deberá pasar de “esclavo a dueño” rompiendo las estructuras existentes mediante la revolución total.

“El Capital” aparece en 1867 (primer libro) subtitulado “Crítica de la Economía Política”. Los otros tres libros restantes se publicaron tras la muerte de Marx. Del conjunto de la obra podemos resaltar el análisis de las categorías del capitalismo: la producción del capital y de la plusvalía; el proceso de circulación del capital (generador de plusvalía); reparto de la plusvalía en beneficio de la empresa; crítica de las teoría económicas precedentes.

Si tuviéramos que resumir la doctrina de Carlos Marx diríamos que se caracteriza por tres elementos básicos: antiidealismo, materialismo (materialismo histórico o dialéctico) y dialéctica.

La teoría económica de Marx se basa en dos ejes esenciales: el concepto del valor y la tesis de la plusvalía.

Para comprender el concepto del valor hay que partir de la noción de mercancía, cuyo valor no puede medirse sin tener en cuenta el trabajo: “solamente la cantidad de trabajo (social no individual) o el tiempo de trabajo necesario en la producción de un artículo es el que determina la cantidad de valor”. Por ello era necesario buscar una ley del valor que permitiera el cambio de mercancía según la cantidad de trabajo necesario para su producción.   De entre las mercancías hay una fundamental, la fuerza de trabajo. La podemos definir como el conjunto de cualidades físicas e intelectuales que se emplean en la producción. Además, la mercancía tiene un doble tipo de valor: el valor de uso (se basa en la cualidad de la misma para satisfacer las necesidades humanas) y el valor de cambio (se corresponde con la cantidad de trabajo invertido en la elaboración de la mercancía –tiempo de producción-).

El sistema productivo capitalista genera plusvalía al cambiar fuerza de trabajo por salario sin que este se corresponda con el valor de las mercancías producidas (en terminología marxista diríamos que es la diferencia entre el producto del trabajo vendido por el patrón y la fuerza de trabajo vendida por el obrero al patrón).

El materialismo histórico tiene como eje básico el Estado, definido como una superestructura del modo de producción. Según su teoría, la evolución del mundo depende de la vida material y la Historia se explica a partir de los procesos económicos que ha atravesado. La estructura de la sociedad está compuesta por los medios y relaciones de trabajo y sobre ella se edifica lo demás, la superestructura. Sociedad y Estado caminan juntas por cuanto la primera es la causa determinante del Estado. Solamente con la desaparición del Estado aparecerá la sociedad comunista en donde el proletariado llegará a la emancipación humana, la cual no se puede alcanzar sin la transformación económica y social. El fin será la “dictadura del proletariado”, etapa siguiente a la desaparición del estado burgués y transición entre la sociedad capitalista y comunista. En esta etapa de dictadura se cambiarían las relaciones de producción mediante la abolición de la propiedad privada y la supresión de las clases sociales.

Las clases sociales, según Marx, son el eje de la sociedad y la economía capitalista, y su antagonismo generan su propia evolución y la revolución. La burguesía es la clase dominante en el mundo capitalista. El espíritu de esta clase lo define el individualismo, utilitarismo, universalismo y la acumulación de capital.

El proletariado evoluciona desde una fase carente de organización a otra más organizativa. Su fuerza está en el número y en la coincidencia de sus reivindicaciones. De esta forma podrá superar el estado de alienación (derivada de la venta de su trabajo al capital) y de inseguridad (leyes de mercado impuestas por la economía capitalista).

3º.- LOS PARTIDOS SOCIALISTAS NACIONALES
La ampliación del sufragio más las medidas de renovación social propuesta por los socialistas facilita el nacimiento de partidos socialistas nacionales.
En Alemania Ferdinand Lasalle funda en 1863 la “Asociación General de Trabajadores Alemanes” con una doctrina de lucha en contra de la miseria y la pobreza buscando la transformación de la sociedad.  La unión de este partido con el social-democrático alemán en el Congreso de Gotha de 1875 da lugar al nacimiento del Partido Social Demócrata, que terminará adoptando el credo marxista a partir de 1890.
Durante el año 1876 tiene lugar en Francia, concretamente en París, el Primer Congreso Obrero, aunque aun no tenía una orientación precisa este movimiento.  Tres años después, Jules Guesde funda el Partidos Obrero Francés, bajo una línea marxista.  Sin embargo, pronto aparecen líneas de ruptura dentro del partido entre izquierdistas y revisionistas provocando en 1881 la primera escisión.  A partir de aquí las fuerzas socialistas francesas presentan una desunión notable a pesar del impulso logrado por la facción guedista tras la creación de la II Internacional.  No obstante, no será hasta 1905, fecha de nacimiento de la “Sección Francesas de la Internacional Obrera” (SFIO) cuando se lugre una débil conjunción de fuerzas socialistas francesas.  En ella se pone de manifiesto el empuje de una nueva línea reformista (Jaurés) frente al purismo marxista de Guesde.
En Rusia las dificultades del régimen zarista son notorias.  A pesar de ellas, Plejanov logra fundar el Partido Socialdemócrata en 1898 que se verá escindido en 1903 en dos secciones, bolcheviques y mencheviques, cuya actuación es fundamental en los procesos revolucionarios de 1905 y 1917.
En Inglaterra el ideario marxista tuvo menor repercusión que en el continente.  El llamado movimiento Fabiano (1883) que tenía una concepción opuesta al materialismo histórico de Marx será sustituido por un nuevo partido político (Partido Laborista Independiente) que será consolidado posteriormente (1906) por Ramsay Mac Donald en el Partido Laborista.
4º.- LA I Y II INTERNACIONAL
La importancia de la I Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) entre 1864 y 1876 estriba en ser la primera vez que el proletariado reivindica la conquista del poder político.
Sobre los orígenes, las opiniones son múltiples: para los franceses que asisten al mitin de St.Martin’s Halls (Londres) en 1864, la iniciativa viene de París, mientras que los historiadores de tendencia marxistas atribuyen en exclusiva la organización a Marx; cosa que el propio Marx desmiente.
Realmente, la AIT es producto de una unión momentánea de intereses diferentes.  En St.Martin’s nace un Comité Central encargado de redactar los estatutos provisionales junto con la colaboración de Marx que decide prestar su ayuda bajo una idea básica según la cual el proletariado solo puede luchar contra el poder del capital mediante la creación de un partido político que defienda la situación material de los trabajadores en base a unas reivindicaciones legales.
La AIT no tuvo una línea única, a pesar del dominio de Marx.  Una doble oposición, proudhonianos y bakuninistas mantuvieron un pulso fuerte frente a Marx.  Los proudhonianos,  tachados por Marx de “sentimentalista”, defendían una postura contraria a cualquier intervención estatal en las relaciones laborales y finalmente fueron marginados en el Congreso de Basilea de 1869.  Por su parte, la corriente bakuninista hacia gala y defensa del federalismo, de las entidades nacionales y oposición al Estado en cualquiera de sus formas, mientras que para Marx la AIT era un movimiento con autoridad central y unificada.  Bakunin será expulsado de la I Internacional, y ésta se disolverá años después en el Congreso de Filadelfia (1876).
Tras varia tentativas por reconstruir la AIT, uno de los congresos celebrados en París (1889) dará origen a la II internacional.  Esta nueva internacional revive la vieja polémica anarquista-marxista.  Se resuelve de la misma forma que en la I Internacional, dejando fuera a los anarquistas.
Sin embargo otro hecho más importante jalona la vida de la II Internacional, la llamada crisis revisionista promovida por Bernstein.  Defendía un nuevo socialismo salido de la revisión del algunas tesis marxistas y pensaba que el triunfo del socialismo no sería consecuencia de la revolución, sino de las reformas.  Tuvo esta polémica revisionista un profundo alcance, ya que dividió los distintos partidos nacionales.
A partir de la I Guerra Mundial, la II Internacional inicia un paulatino declive, señalado sobre todo por la constitución de la Tercera Internacional comunista (Komitern) en 1919.

5º.- EL ANARQUISMO

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en pleno enfrentamiento de dos tendencias de socialismo  (Bakunin/Marx) en el seno de la I Internacional, el término anarquismo cobra cierta relevancia como doctrina político-social.

El anarquismo, aunque se atribuye su paternidad a Proudhom, tiene numerosas contribuciones que le confieren distintas formas.  Goldwin, Stirner, Reclus, Kropotkin y Bakunin representan con su personalidad distintas formas, como se ha dicho, dentro del anarquismo: individualistas, mutualistas, revolucionarias y anarcosindicalistas.  La hostilidad frente a cualquier tipo de organización fue el motivo de su persecución gubernamental, sobre todo en Francia, España, Italia y Rusia, sus principales áreas de expansión.


Proudhom, siguiendo una idea base que se resume en la liberación del individuo de cualquier poder superior, (como por ejemplo el capital),  defiende la supresión de la moneda y la gratuidad del crédito.   Para ello, sustituiría el dinero por billetes de crédito aptos para adquirir productos cuyo valor se calcula por la cantidad de trabajo empleado.   Una mtualidad de productores dirigiría el crédito, una especie de "banco del pueblo" que pondría los fundamentos de la libertad política industrial.   Esta política tendría su puesta en práctica a aprtir de las cooperativas y las sociedades de socorro mutuos.   Sobre esta base se asienta la segunda revolución contra el Estado: el mutualismo sustituiría el pricipio del poder estatal.


Bakunin defiende la revolución contra cualquier forma de autoridad constituida y contra las instituciones eclesiásticas, burocráticas, militares y económicas.  Kropotkin, más influido por el comunismo, defiende el reparto de bienes segun el principio de necesidad, no según el de rendimiento.


Junto a los anteriores, surge a fines de la centuria, un movimiento de clase obrera dentro del anarquismo, basado en el sindicato (anarcosindicalismo) y que tiene como objetivo poner en manos de los sindicatos los medios de produccion, utilizando para su consecución la presión y el boicot económico.





 

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