BLOG DE HISTORIA 1º BACHILLERATO

Prof. Luis Pérez-Cea Soto

lunes, 26 de septiembre de 2011

DISCURSO LORD SALISBURY EN 4 MAYO 1898

"Podemos dividir las naciones del mundo, grosso modo, en vivas y moribundas. Por un lado, tenemos grandes países cuyo enorme poder aumenta de año en año, aumentando su riqueza, aumentando su poder, aumentando la perfección de su organización. Los ferrocarriles les han dado poder de concentrar en un solo punto la totalidad de la fuerza militar de su población y de reunir ejércitos de un tamaño y poder nunca soñados por las generaciones que han existido. La ciencia ha colocado en manos de esos ejércitos armamentos que aumentan cada vez más su eficacia destructiva y que, por lo tanto, aumentan el poder, terrible poder, de aquellos que tienen la oportunidad de usarlos. Junto a estas espléndidas organizaciones, cuya fuerza nada parece capaz de disminuir ... existe un número de comunidades que sólo puedo describir como moribundas... Son principalmente comunidades no cristianas,... y en esos Estados, la desorganización y la decadencia avanzan casi con tanta rapidez como la concentración y aumento de poder en las naciones vivas que se encuentran junto a ellos. Década tras década, cada vez son más débiles, más pobres y poseen menos hombres destacados o instituciones en que poder confiar... En ellas no sólo no se pone remedio a la mala administración, es un nido de corrupción...
(...) Por una u otra razón, por necesidades políticas o bajo presiones filantrópicas, las naciones vivas se irán apropiando gradualmente de los territorios de las moribundas y surgirán rápidamente las semillas y las causas de conflicto entre las naciones civilizadas... estas cuestiones pueden ocasionar diferencias fatales entre las grandes naciones cuyos poderosos ejércitos se encuentran frente a frente amenazándose... indudablemente no vamos a permitir que Inglaterra quede en situación desventajosa en cualquier reajuste que pueda tener lugar..."
(Discurso pronunciado el 4 de mayo de 1898 por Lord Salisbury en el Albert Hall de Londres. «The Times», 5 mayo 1898.)

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