BLOG DE HISTORIA 1º BACHILLERATO

Prof. Luis Pérez-Cea Soto

domingo, 4 de diciembre de 2011

León Tolstoi. Carta al Zar Nicolás II

"Querido hermano:

Este calificativo me parece el más conveniente porque, en esta carta, me dirijo menos al emperador y al hombre, que al hermano. Y, además, os escribo casi desde el otro mundo, encontrándome en espera de una muerte muy próxima. (...)
Una tercera parte de Rusia está sometida a una continua vigilancia policiaca; el ejército de policías conocidos y secretos aumenta sin cesar; las prisiones, los lugares de deportación y los calabozos están repletos; aparte de doscientos mil criminales de derecho común, hay un número considerable de condenados políticos entre los cuales existen ahora multitud de obreros. La censura con sus medidas represivas ha llegado hasta un grado tal que no alcanzó en los peores momentos de los años que siguieron al de 1840. Las persecuciones religiosas no fueron nunca tan frecuentes ni tan crueles como lo son ahora, y cada vez van siendo más frecuentes y más crueles.
En las ciudades y en los centros industriales se han concentrado las tropas, que armadas de fusiles se han enviado contra el pueblo. En algunos puntos ya se han producido choques y matanzas y en otros puntos se preparan, y su crueldad aun será mayor.
El resultado de toda esta actividad cruel del gobierno, es que el pueblo agricultor, los cien millones de hombres sobre los cuales está fundada la potencia de Rusia, a pesar de los gastos del Estado que crecen considerablemente, o mejor dicho gracias a este crecimiento del presupuesto, se empobrecen de año en año, de manera que el hambre ha llegado a ser el estado normal, como igualmente el descontento de todas las clases y su hostilidad para el gobierno.

La autocracia es una forma de gobierno que ha muerto. Tal vez responda aún a las necesidades de algunos pueblos del Africa central, alejados del resto del mundo, pero no responde a las necesidades del pueblo ruso cada día más culto, gracias a la instrucción que va siendo cada vez más general. Así es que para sostener esta forma de gobierno y la ortodoxia ligada a él, es preciso, como ahora se hace, emplear todos los medios de violencia, la vigilancia policíaca más activa y severa que antes, los suplicios, las persecuciones religiosas, la prohibición de libros y de periódicos, la deformación de la educación, y en general de toda clase de actos de perversión y crueldad. Tales han sido hasta aquí los actos de vuestro reinado (...)"
León Tolstoi. Carta al Zar Nicolás II. 16 de enero de 1902.

Demandas de los obreros al zar
"¡Señor!
Nosotros, trabajadores de San Petersburgo, nuestras mujeres, nuestros hijos y nuesstros padres, viejos sin recursos, venimos, ¡oh Zar!, para solicitarte justicia y protección. Reducidos a la mendicidad, oprimidos, aplastados bajo el peso de un trabajo extenuador, abrumados de ultrajes, no somos considerados como seres humanos, sino tratados como esclavos que deben sufrir en silencio su triste condición, que pacientemente hemos soportado. He aquí que ahora se nos precipita al abismo de la arbitrariedad y la ignorancia. Se nos asfixia bajo el peso del despotismo y de un tratamiento contrario a toda ley humana.

Nuestras fuerzas se agotan, ¡oh, Zar! Vale más la muerte que la prolongación de nuestros intolerables sufrimientos. Por eso hemos abandonado el trabajo y no lo reanudaremos hasta que no se hayan aceptado nuestras justas demandas, que se reducen a bien poco, pero que, sin ello, nuestra vi da no es sino un infierno de eterna tortura.
En nuestro primer requerimiento solicitábamos a nuestros patronos que tuvieran a bien interiorizarse de nuestras necesidades. ¡Y lo han rechazado! Hasta el derecho de discutirlas nos ha sido negado, so pretexto de que la ley no nos lo reconoce.
La demanda de ocho horas de jornada también fue tachada de ilegal, así como la fijación de salarios de común acuerdo; (...)
Todas estas reivindicaciones han sido rechazadas por ilegales. El solo hecho de haberlas formulado ha sido interpretado como un crimen. El deseo de mejorar nuestra situación es considerado por nuestros patronos como una insolencia.
¡Oh, Emperador! Somos más de 300.000 seres humanos, pero sólo lo somos en apariencia, puesto que en realidad no tenemos ningún derecho humano. Nos está vedado hablar, pensar, reunirnos para discutir nuestras necesidades y tomar medidas para mejorar nuestra situación. Cualquiera de nosotros que se manifieste en favor de la clase obrera puede ser enviado a la prisión o al exilio. Tener buenos sentimientos es considerado un crimen, lo mismo que fraternizar con un desgraciado, un abandonado, un caído. (...)
Tú has sido enviado para conducir al pueblo a la felicidad. Pero la tranquilidad nos es arrancada por Tus funcionarios, que no nos reservan más que dolor y humillación.
Examina con atención y sin cólera nuestras demandas, formuladas no para el mal sino para el bien, nuestro bien, Señor, y para el Tuyo. (...)
Rusia es muy vasta y sus necesidades demasiado múltiples para que pueda ser dirigida por un gobierno compuesto únicamente de burócratas. Es absolutamente necesario que el pueblo participe en él, pues sólo él conoce sus necesidades. No le rehuses el socorro a Tu pueblo. Concede sin demora a los representantes de todas las clases del país la orden de reunirse en Asamblea. Que los capitalistas y los obreros estén representados. Que los funcionarios, los clérigos, los médicos y los profesores elijan también sus delegados. Que todos sean libres de elegir a quienes les plazca. Permite para ello que se proceda a la elección de una Asamblea Constituyente bajo el régimen del sufragio universal. (...)"
Demandas de los obreros al zar / Domingo sangriento. 10 de enero de 1905

ABDICACIÓN DEL ZAR

“Ruzski vino a verme por la mañana y me leyó su larguísima conversación por cable directo con Rodzianco. Según ésta, la situación era tal que en Petrogrado cualquier ministro de la Duma carecía de poder para hacer cualquier cosa, puesto que tenía que luchar contra el Partido Socialdemócrata, representado por el comité de trabajadores. Se exige mi abdicación. (...) En esencia lo que dicen es que para salvar a Rusia y mantener en calma al ejército en el frente, debe darse ese paso. Yo he aceptado. Desde el cuartel general han enviado el borrador de una proclama. Por la tarde llegaron de Petrogrado Guchkov y Shulgin, con quienes discutí el asunto y a quienes hice entrega de la proclama firmada y corregida. A la 1.00 de la madrugada del día 16, abandoné Pskov con el corazón destrozado debido a todo lo ocurrido. A mi alrededor sólo hay traición, cobardía y engaño.”
Nicolás II. Fragmento de su diario íntimo, tras su abdicación

Arenga publicada en Isvestia
“El antiguo régimen ha llevado al país a la ruina y a la población al hambre. Era imposible soportarlo por más tiempo, y los habitantes de Petrogrado han salido a las calles para manifestar su descontento. Han sido recibido a balazos. En lugar de pan han recibido plomo. Pero los soldados se han negado a cargar contra el pueblo y se han vuelto contra el gobierno. Juntos, se apoderaron de los arsenales, los fusiles e importantes órganos del poder. El combate continúa y debe llevarse hasta el final. El viejo poder debe ser derrocado para dar lugar a un gobierno popular. A fin de ganar esta lucha por la democracia, el pueblo debe crear sus propios órganos de gobierno. Ayer, 27 de febrero, se formó un Soviet de diputados obreros compuesto por representantes de las fábricas, talleres, partidos y organizaciones democráticas socialistas. El Soviet, instalado en la Duma, se ha fijado como tarea esencial organizar las fuerzas populares y luchar por la consolidación de la libertad política y del gobierno popular.”
Invitamos a toda la población a adherirse inmediatamente al Soviet, y a organizar comités locales en los barrios y a tomar en sus manos el gobierno de los asuntos locales. Todos juntos, unidas nuestras fuerzas, venceremos hasta barrer completamente al viejo gobierno y reunir una Asamblea constituyente sobre las bases del sufragio universal, igual, secreto y directo.”
Arenga publicada en Isvestia, portavoz del Soviet. 15 de marzo de 1917.
Lenin. Consejos de un ausente
"Escribo estas líneas el 8 de octubre, con poca esperanza de que lleguen a manos de los camaradas de Petrogrado para el 9. Es posible que lleguen ya tarde, pues el Congreso de los soviets de la región del Norte está convocado para el 10 de octubre. Intentaré, sin embargo, acudir con mis "Consejos de un ausente" para el caso de que la acción probable de los obreros y soldados de Petrogrado y de todos sus "alrededores" se realice pronto, pero no se ha realizado todavía.
Está claro que todo el poder debe pasar a los Soviets. Debe ser también indiscutible para todo bolchevique que un Poder proletario revolucionario (o bolchevique, pues hoy es lo mismo), tendría aseguradas las mayores simpatías y el apoyo abnegado de los trabajadores y explotados del mundo entero en general, de los países beligerantes en particular y, sobre todo, entre los campesinos rusos. No merece la pena detenerse en estas verdades, harto conocidas por todos y demostradas hace ya mucho.
En lo que sí hay que detenerse es en algo que seguramente no está claro por completo para todos los camaradas, a saber: que el paso del poder a los Soviets significa hoy, en la práctica, la insurrección armada. Podría creerse que esto es evidente pero no todos se han parado ni se paran a meditarlo. Renunciar hoy a la insurrección armada significaría abjurar de la consigna principal del bolchevismo (¡Todo el poder a los Soviets!) y de todo el internacionalismo proletario revolucionario en general.
Pero la insurrección armada es un tipo especial de lucha política, sometido a leyes especiales, que deben ser analizadas con atención. Carlos Marx expresó esta verdad con mucho relieve al escribir que "la insurrección" (armada) "es un arte, lo mismo que la guerra."
Entre las reglas más importantes de este arte, Marx destaca las siguientes:
1. No jugar nunca a la insurrección y, una vez empezada, saber firmemente que hay que llevarla hasta el fin.
2. Hay que concentrar en el lugar y en el momento decisivos fuerzas muy superiores, porque, de lo contrario, el enemigo, mejor preparado y organizado, aniquilará a los insurrectos.
3. Una vez comenzada la insurrección, hay que obrar con la mayor energía y pasar obligatoria e incondicionalmente a la ofensiva. "La defensiva es la muerte de todo alzamiento armado".
4. Hay que esforzarse por sorprender al enemigo, por aprovechar el momento en que sus tropas estén aún dispersas.
5. Hay que conquistar éxitos cada día (incluso podría decirse que cada hora, si se trata de una sola ciudad) aunque sean pequeños, manteniendo a toda costa la "superioridad moral".
Marx resume las enseñanzas de todas las revoluciones, en lo que a la insurrección armada se refiere, con unas palabras de "Danton, el maestro más grande de la táctica revolucionaria que se ha conocido: de l'audace, de l'audace, encore de l'audace".
Aplicado a Rusia y al mes de octubre de 1917, esto quiere decir: ofensiva simultánea, y lo más súbita y rápida posible, sobre Petrogrado; ofensiva que deberá partir indefectiblemente de fuera y de dentro, de los barrios obreros, de Finlandia, de Reval, de Cronstadt; ofensiva de toda la escuadra y concentración de una superioridad gigantesca de fuerzas sobre nuestra "guardia burguesa" (los cadetes), formada por unos 15.000 ó 20.000 hombres (acaso más) contra las tropas de nuestra "Vendée" (una parte de los cosacos), etc.
Combinar nuestras tres fuerzas principales -la flota, los obreros y las unidades militares- de tal modo que, por encima de todo, podamos ocupar y mantener, cualquiera que sea el número de bajas que nos cueste: a) la Central de Teléfonos; b) la Central de Telégrafos; c) las estaciones ferroviarias, y d) los puentes en primer término.
Seleccionar a los elementos más decididos (nuestras "tropas de choque" y la juventud obrera, así como a los mejores marinos) y formar con ellos pequeños destacamentos destinados a ocupar los puntos más importantes y a participar en todas partes, en todas las operaciones de importancia, como, por ejemplo:
Cercar y aislar a Petrogrado, apoderarse de la ciudad mediante un ataque combinado de la escuadra, los obreros y las tropas; he aquí una misión que requiere arte y triple audacia.
Formar con los mejores obreros destacamentos armados de fusiles y bombas de mano para atacar y cercar los "centros" del enemigo (escuelas militares, centrales de Telégrafos y Teléfonos, etc). La consigna de estos destacamentos debe ser: antes perecer todos que dejar pasar al enemigo.
Confiemos en que, si se acuerda la insurrección, los dirigentes aplicarán con éxito los grandes preceptos de Danton y Marx.
El triunfo de la revolución rusa y de la revolución mundial depende de dos o tres días de lucha."
Lenin. Consejos de un ausente. 8 de octubre de 1917.

Lenin. Tesis de abril
"1. En nuestra actitud ante la guerra, que por parte de Rusia sigue siendo indiscutiblemente una guerra imperialista, de rapiña, también bajo el nuevo Gobierno de Lvov y Cía., en virtud del carácter capitalista de este Gobierno, es intolerable la más pequeña concesión al "defensismo revolucionario"....
2. La peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres del campesinado....
3. Ningún apoyo al Gobierno Provisional; explicar la completa falsedad de todas sus promesas, sobre todo de la renuncia a las anexiones. Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de propugnar la inadmisible e ilusoria "exigencia" de que deje de ser imperialista...
4. Reconocer que, en la mayor parte de los Soviets de diputados obreros, nuestro partido está en minoría y, por el momento, en una minoría reducida, frente al bloque de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas -sometidos a la influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del proletariado-, desde los socialistas populares y los socialistas revolucionarios hasta el Comité de Organización (Chjeídze, Tsereteli, etc.), Steklov, etc., etc.
Explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros son la única forma posible de gobierno revolucionario (...).
5. No una república parlamentaria -volver a ella desde los Soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás- sino una república de los Soviets de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba.
Supresión de la policía, del ejército y de la burocracia.
6. En el programa agrario, trasladar el centro de gravedad a los Soviets de diputados braceros.
Confiscación de todas las tierras de los latifundios.
Nacionalización de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de diputados braceros y campesinos (...).
7. Fusión inmediata de todos los bancos del país en un Banco Nacional único, sometido al control de los Soviets de diputados obreros.
8. No "implantación" del socialismo como nuestra tarea inmediata, sino pasar únicamente a la instauración inmediata del control de la producción social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados obreros (...)."
V.I.U. Lenin. Tesis de abril. 3 de abril de 1917.

Llamamiento del general Kornil

"Pueblo ruso:

La madre patria está en vías de desaparecer. La hora final se aproxima.
Obligado a expresarme con claridad, yo, el general Kornilov, afirmo que el gobierno provisional actúa bajo la presión de la mayoría bolchevique de los soviets, de pleno acuerdo con el Estado Mayor alemán, que planea un desembarco en la costa de Riga, destruye el ejército y desorganiza el país.

Aquellos cuyo corazón late por Rusia, los que creen en Dios y en su Iglesia, rezan a nuestro Señor para que se realice el más grande de los milagros; la salvación de nuestra tierra natal.

Yo, el general Kornilov, hijo de un campesino cosaco, os digo a todos que no deseo nada más que la salvación de la gran Rusia. Juro que gracias a la victoria sobre el enemigo, conseguiré llevar al pueblo hasta la Asamblea Constituyente en la que decidirá su propio destino y podrá elegir su forma de gobierno."
Llamamiento del general Kornilov. Agosto de 1917.


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